sábado, 23 de julio de 2011

Sting viaja al Renacimiento inglés en 'Songs from the Labyrinth'

http://www.youtube.com/watch?v=SQMukijlj5k&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=dbKFlYIIStw&feature=related

Tomado de El Mundo.es

Madrid, 2006.


Sting, siempre ávido de nuevas experiencias musicales, se adentra en la música renacentista en 'Songs from the Labyrinth', su nuevo lanzamiento musical que sale a la venta el lunes y en el que descubre al laudista, cantante y compositor del siglo XVII John Dowland, a través de sus piezas.

Dowland fue uno de los más relevantes músicos del Renacimiento, atormentado y rechazado por su condición de católico en la corte de Isabel I de Inglaterra, huyó de su país y expandió su fama por el resto de Europa Occidental.

Sting reconstruye la vida, del que en su opinión es "la primera estrella del pop de la Historia que hizo giras", a través de sus propias canciones y reivindica "el contraste entre su melancolía y la pasión y felicidad de otras de sus composiciones", explica en el libreto del disco.

Para ello se alía con Deutsche Gramophon, sello destinado a los lanzamientos de las grandes estrellas de la lírica, para descubrir "la misteriosa figura" del compositor isabelino, que ya era familiar para el artista desde que el actor John Bird se lo recomendara a principios de los años 80.

Cuando una década después la concertista de piano Katia Labéque le sugirió que la creación de Dowland podía encajar con su voz, Sting decidió acercarse al repertorio del laudista inglés, interés que aumentó con el regalo que le hizo el guitarrista Domic Miller, un laúd construido especialmente para él y que contenía un rosetón en forma de laberinto en su caja de resonancia.

Ese laberinto que da nombre al álbum está inspirado en el diseño que hay en el suelo de la Catedral de Chartres, obra maestra del arte gótico francés, que se convirtió en otra de las obsesiones del, ex-componente de The Police.

El proyecto de abordar la música de John Dowlan se definió en su totalidad gracias a otro destacado laudista, esta vez contemporáneo, el músico nacido en Sarajevo Edin Karamazov, quien se acercó al camerino de Sting tras uno de sus conciertos y deslumbró al cantante con la belleza, funcionalidad y exotismo oriental de su archilaúd.

Fue él quien le recomendó escuchar 'In darkness let me dwell', para Karamazov, "la canción más grande jamás escrita en inglés, llena de encanto y humor" y que cierra este álbum, ya que a Sting le "pareció lógico finalizar con el tema que dio luz a este proyecto".

El británico, conocido por su espíritu inquieto, dentro y fuera de los escenarios, ha conquistado paulatinamente nuevos objetivos musicales a medida que avanzaba su carrera en solitario. En su último álbum de estudio, 'Sacred Love' (2003), daba rienda suelta a sus propias cuestiones existenciales y dirigía su mirada al mundo oriental y también al flamenco, gracias a la guitarra de Vicente Amigo, en 'Send your love'.

Sus colaboraciones con Diego 'El Cigala' y el grupo de música celta The Chieftains demuestran su interés por otros mundos musicales que no ha dudado en incorporar a su consagrada carrera como estrella del pop y que ahora le llevan al siglo XVII.

Para interpretar las composiciones de Dowland Sting vivió una experiencia completamente nueva que le hizo "volver a empezar, ser de nuevo aprendiz", ya que tuvo que aprender a respirar en canciones de música tradicional que se escapan de su "instinto natural para las canciones pop", con la ayuda de Richard Levitt, profesor de canto de la Schola Cantorum de Basilea.

"Para mí todos los cortes del disco son canciones pop del siglo XVII, que además tienen grandes letras", asegura el cantante, para quien 'Songs from the Labyrinth' supone un reto como intérprete y también como músico, al descubrir el archilaúd, instrumento de 26 cuerdas, "imposible de tocar desde mi punto de vista como guitarrista", reconoce, por lo que se conformó en acompañar con el laúd a Karamazov en 'My Lord Willoughby's Welcome Home'

El británico espera que el disco "suene a Sting, para llevar algo de frescura a estas canciones, y poder enriquecerlas con un color diferente", gracias a su aportación vocal no educada para la lírica, aunque para él es igual de importante "incluir piezas instrumentales para conseguir el equilibrio que buscaba en este trabajo".

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